8.1.08

A mi ángel de la guardia


Siempre he dicho de mi misma que soy una persona con creencias peculiares. Me gusta pensar que existe gente que regala alegría, que transmite positividad, también es cierto, que pienso que hay gente muy negativa y que le gusta ver siempre el vaso medio vacio, de los que no merece la pena ni hablar.

Y entre todas las personas positivas que conozco, existe una que brilla con luz propia y es mi hija, mi pequeño polvorón.

Después de superar el catarro que estuvimos contagiandonos los unos a los otros, el día 5, algún movimiento brusco provocó un crak en mi espalda y los reyes me trajeron inmovilidad total. Estoy aburrida en casa sin poder ponerme de pie, porque el dolor me recoloca en el sillón de nuevo.

Y como el vaso lo podemos ver vacio o lleno, tengo que decir que el mio casi rebosa. Se ha quedado conmigo el pequeño polvorón y con tan sólo 25 meses, se dedica a cuidarme. Ella es consciente de que su mamá no se mueve, así que recoge todo, si algo se cae va corriendo para colocarlo en su sitio, para ir al baño ya no pide ayuda, se sube a un pequeño escalón de plástico y enciende la luz. Se sube solita al sillón donde paso las horas y me abraza, leemos juntas un montón de cuentos o vemos los dibujos de la mañana, cuando suena el telefono me lo acerca para que pueda contestar....

Estoy alucinada con su comportamiento, nunca pense que pudiera ser tan consciente de lo que pasa a su alrededor y como con lo pequeña que es intenta ayudar y su comportamiento es para diez, hace todo lo que se le manda a la primera.

Así que a pesar del dolor y el agobio que es, el no poder hacer nada ni salir a dar un pequeño paseo, estoy disfrutando de mi pequeña y de lo maravillosa persona que es.

Ojalá nunca pierda la bondad de su corazón. Gracias mi pequeño polvorón.

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