5.12.13

De vuelta

Aunque con retraso aprovecho la ocasión para contaros el primer trimestre de la vuelta al colegio. No sé cómo definir este momento, por una parte echo mucho de menos el horario de verano y el poder disfrutar de tiempo para estar con los niños y en familia, estoy deseando que lleguen las vacaciones de navidad para tener algunos días para nosotros.
Por otro lado, hemos vuelto al estrés y a la rutina, con mayor o menor gloria. Ánder está más normalizado, no parece que este año la vuelta al colegio sea una situación tan traumática como en años anteriores, es más esta, que siempre es época de caída del cabello, se ha convertido en momento de crecimiento, creo que es un gran avance. Además hemos apostado por negociar con él y avanzamos gracias a que también le incorporamos actividades que le gustan, como la música. Nos costó mucho poder encontrar un lugar donde le admitieran por edad, para aprender a tocar un instrumento, al final tengo que ir yo con él, así que todos los martes juntos vamos a clases de pandereta. Para Ánder los días de música son de los mejores de la semana.
Obviamente el ir juntos a clase de pandereta no es tan sencillo tuve que reorganizarme yo también pero ahí seguimos. Acabaremos montando un dúo navideño.
Ánder aprende con la música, sus primeras frases se las debemos a Parchís, mítico grupo, aunque su gran devoción es Mika.
Ánder se nos hace mayor y cada día es más independiente pero también sufre más. Es más consciente de las diferencias y vive peor el rechazo, por suerte tiene una hermana todo terreno dispuesta a apoyarle.
Los problemas surgen ahora por parte de su hermana, está en un momento extraño, ha cambiado de profesores, este año en clases tienen que estudiar mucho y de una forma distinta a como lo hacemos en casa y por otro lado, aunque mi macaca solo tiene ocho años, recién cumplidos el día 29 de este mes, se le da por reflexionar.
Es complicado de explicar lo que quiero decir, pero a todo le da una vuelta, a veces tengo la sensación de que el mundo va por un lado y mi hija por otro, lo mismo que pasa con Ánder.
Un ejemplo, el otro día vio un vídeo sobre las minas antipersona, estaba traumatizada, ¿cómo alguien podía hacer eso? Pero no se quedó en la historia en sí, de superación de la discapacidad de una bailarina que perdió una pierna, fue a más y comenzó a preguntarse ¿quién las hace?, ¿para qué?, ¿por qué?...Su debate coincidió con la noticia de un fabrica de minas que despedían a todos los trabajadores y estos se manifestaban. Menudo semana de polémica, miles de preguntas, ¿cómo puedes trabajar en una fabrica de esas?, ¿cómo no te alegras de que la cierren?.. Es difícil explicarle que los intereses a veces están enfrentados.
Supongo que a mis hijos les gustaría vivir en otro mundo, tengo la sensación de que este no es el suyo, pero es el que le ha tocado vivir.
Me reclaman cambios que no puedo hacer. Supongo que esta es una nueva situación que tengo que torear, hacerles entender que ser padres no significa tener poderes especiales.
Hay días que me levanto con la sensación de que hoy no voy a ser capaz, me duele ver las dificultades de integración que tiene Ánder en algunos ámbitos, no en todos. Tengo que actuar rápido para para generar herramientas que le sirvan para convertir una situación negativa en algo positivo. No es fácil y a veces, me canso. Estamos entrando en una etapa compleja, donde los niños con dificultades son apartados, pero es algo socialmente admitido, todo el mundo quiere que las relaciones de sus hijos sean con niños listos de sobresaliente. Al menos es de agradecer, que pase por esto y que no sea la mascota de la clase, como pasa en muchas ocasiones y perdónenme la brutalidad del término.
Ánder se rebela contra toda esta situación y esto conlleva cambios de carácter. Pero cuando llegamos al barrio todo es distinto, en el Pau de Navia está integrado, siempre encuentra a alguien con quien jugar, está contento.
Hay que asumir que a cada uno nos toca lidiar con nuestra historia personal y la nuestra es la guerra por la integración real, no sé si lo conseguiremos pero puedo afirmar que no pararemos.
Por lo demás contaros que nuestra peque se hace mayor y el día 29 de noviembre cumplió 8 años y lo celebró de la mejor forma, con sus abuelos. Se ha aficionado a jugar a la brisca con ellos, aunque con el abuelo Pepe no puede, siempre gana.
¡Felicidades mi niña!