17.12.07

Madre de adopción




Es increible lo pronto que se hace con su sitio un niño. Cuando vi por primera vez a Frander, me deprimí al verlo tan pequeño y fragil, que casi no se movia, que no comía bien y vivía en su mundo, sin prestar atención a nada, con la mirada perdida.


Va pasando el tiempo y Frander se ha convertido en el centro de todo y de todos. Para el pequeño polvorón, es su bebe al que tiene que cuidar, cuando llora le dice ¿qué pasó? y le abraza. A veces en su empeño de amor le acaba tirando al suelo, pero le quiere y mucho.


Obviamente no es nada facil el proceso de adaptación, menos mal que era muy pequeño y aún así, ha sido duro, muy duro. Pero ahora no entenderíamos la vida sin nuestro angelote.


Se que dentro de nuestro entorno se han planteado ¿el por qué de Ander?, ¿por qué un down?, ¿qué necesidad había?..., miles de cotilleos erroneos, pero la vida siempre nos pone a todos en nuestro sitio. Miles de cuestiones que tienen respuesta en nuestra forma de ser y de pensar.


Siempre quisimos tener hijos, porque nos gustan, porque nos hacen felices. Y la adopción siempre fue una opción en nuestra vida. Estabamos convencidos de que tendríamos hijos naturales, que nunca haríamos una amiocentesis y fueran como fueran seguiriamos adelante con el embarazo. Pero también pensabamos que un niño es un niño que tiene derechos y se merece una vida digna con oportunidades.


Nuestra experiencia, nos demostraba que la naturaleza es arbitraria que hace padres a quienes no lo desean y a veces a quienes no se lo merecen. A nuestro alrededor hemos visto niños descuidados, niños con problemas muy serios, padres que no tenían claro que quisieran serlo, padres que veían en sus hijos su libertad rota, personas a las que la maternidad le producía una gran ansiedad.


Por eso un día pensamos en acoger a alguien que lo tuviera más dificil, que socialmente no fuera el prototipo de niño ideal.


Supongo que nuestra experiencia profesional nos hace tener un concepto "sobre le niño perfecto" distinto al resto del mundo.


Durante el embarazo hacemos todo tipo de pruebas para saber si nuestro hijo viene bien, pruebas que tienen un margen de error considerable, pero además que no muestran muchos problemas que no tienen afección física. Un autismo por ejemplo, no se ve en una ecografía. Pero hay tantas complicaciones que pueden surgir a lo largo del proceso evolutivo del niño desde cosas más simples como una hiperactividad hasta cuestiones más complicadas como una esquizofrenia, sin obviar que pueden acabar con problemas de drogas o cualquier problema derivado del entorno social.


Nosotros no le pedimos nada al pequeño polvorón, no espero de ella que sea ministra. Mi aportación a su desarrollo es darle un buen nivel cultural, que conozca idiomas y lo más importante que tenga iniciativa, que sea capaz de luchar por lo que desea. Lo mismo quiero para Frander.


Es curioso, como muchos piensan que el pequeño polvorón llegará lejos porque se le ven maneras y es muy inteligente. Por contra, del pequeño Frander sólo ven limitaciones y suerte tendremos si llega a vivir solo alguna vez. Pero si algo tengo claro, es que ni la peque es superdotada ni Frander es idiota. Ambos son el resultado de la educación, con sus defectos y virtudes, con nuestros fallos y aciertos. Son distintos, pero no por el down si no porque tienen personalidad propia. Una personalidad básicamente social, lo que tiene de genética es un pequeño porcentaje, aunque como madre me gusta que me digan en lo que se me parece mi hija.


Pero el pequeño polvorón, es cariñosa, obediente, desconfiada cuando no conoce, de carácter fuerte pero muy dominable, necesita que la quieran y le gusta que le alaben cuando hace algo bien, es bastante independiente y sociable entre sus iguales. Aprende rápido, le gusta imitarlo todo. Frander, es sociable en exceso, selecciona a quien le da cariño, pero es muy interesado para dejarse coger y que le den calorcito, se nota mucho la diferencia cuando simplemente quiere un colito o cuando quiere de verdad. Es la persona más terca que he visto nunca, pero muy sentido se asusta ante un simple cambio de tono, tiene mucha picardía, es vago y aprende todo por repetición.


Ambos son el resultado de su educación hasta ahora, mientras al pequeño polvorón le controlamos su actos de rebeldía, a Frander le iba genial con su terquedad, le sirvía para no obedecer ordenes. Dependera de nosotros el cambiar sus acciones y en mejorar su conducta.


A veces es dificil ser la madre de Frander, no por el rechazo al niño, esto no me pasa, pero si por todos los sabios llenos de buenos consejos supuestamente basados en la ciencia de la vida que no paran de hacer comentarios a tu alrededor. Pido perdón de antemano, porque algunos lo hacen con buena intención, pero sinceramente pienso de ellos que son estupidos, porque a pesar de pasarme todo el día informandome sobre lo "último de lo último sobre esta alteración genética", reconozco abiertamente que estoy desfasada, que todo evoluciona más deprisa que mi capacidad de absorber nuevos conceptos.


Nosotros le queremos, forma parte de nuestras vidas y pese a quien le pese está por encima de todo y de todos. Es cierto, que invierto mucho tiempo directa e indirectamente en Frander, al pasar mucho tiempo actualizandome en el tema down, pero no es un sacrificio, ni es que me convierta en una maruja ni que no mantenga otra vida más que la de madre. No puedo negar que profesionalmente también es un recto, no quiero ser un Piaget de la vida que estudio la evolución de mis hijos. Pero reconozco que mi formación me marca en todos los aspectos de la vida. Es como si fuera profesora de ingles y educara a mis hijos de forma bilingüe, es inevitable.


Este es el año que màs he salido a cenar fuera, que a más actos sociales he acudido, por supuesto es cierto que no acudo a todos, ya que es el año que más invitaciones hemos recibido.


Frander es el culmen de los sueños cumplidos, quise ser una buena profesional y lo he conseguido, soñé con dedicarme a la investigación y trabajar entre libros y lo he conseguido, desee tener una hija y tengo un tesoro, quise adoptar un niño y tengo a mi peque. Y en el medio he encontrado a la mejor pareja del mundo, mi marido. Así que donde la gente ve desgracias yo veo felicidad, claro que hay momentos duros, pero bueno uno puede ver el vaso medio vacio o medio lleno. Hay mucha gente que siempre ve el vaso medio vacio.


El camino fue duro y largo, tuve la oportunidad de escoger alguna via de escape más rápida y seguro que más facil. Pero a día de hoy, soy fuerte, me impongo, defiendo lo mío y a los míos, y soy especialmente afortunada porque comparto mi vida con personas que me quieren.


Y mi niño down, es un hijo más, parece que siempre ha estado aquí y no es una desgracia si no una alegría.


Alguien me dijo un día tener hijos es una postura egoista porque realmente son buenos para nosotros porque nos actualizan y nos hacen mantener el contacto con los tiempos que vienen.

Me siento afortunada, por mi niño, por el pequeño polvorón, por su padre, por los abuelos, por otros familiares varios, por algunos muy buenos amigos, que están ahí siempre.... Y porque por aquellos que no nos quieren tanto, porque cada zancadilla nos sirve para levantarnos y fijarnos más donde ponemos el pie.
Las fotos son de la estrella de mi árbol y de Frander haciendo pedorretas.
Felices fiestas a todos

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ana,
Hace mucho tiempoi que sigo tu blog, ya que accedí a través del blog de Anna, dadoq ue sus padres son conocidos míos.

En mi casa también pasamos una adopción y el proceso de adaptación no fue duro, sino durísimo, pero en nuestro caso Blanca era más mayor (2 años y medio).

Lo que siempre me ha sorprendido y siempre he querido preguntar es por qué ocultas la identidad de tu hija biológica (cosa completamente lícita) pero en cambio no lo haces con tu otro niño. No es una crítica, ni mucho menos, pero me sorprende, ya que en las adopciones nacionales se insiste mucho en eso de protejer la identidad... bueno, supongoq ue tendrá una explicación!

Un abrazo muy fuerte!
Alba Arroyo