9.9.07

Unos primos muy especiales


El sabado llevamos al parque a la peque con su primo Santi y la abuela. Una tarde muy especial, los niños se llevan 7 meses y son dos crios muy alegres. Nuestra pequeña superó su crisis gracias a que le terminaron de salir los colmillos y de nuevo es una niña encantadora.


Aunque por circunstancias de la vida moderna los primos se ven poco y con crios tan pequeños tres meses es mucho y enseguida se olvidan de todo el mundo pero estos dos se demuestran afecto. Por nuestra parte, siempre le enseñamos alguna foto de Santi, lo hacemos también con sus primas de Madrid, a modo de juego pero para que sepa quien es y no se olvide.


Así que en cuento vio a Santi, se pasó todo el rato llamandolo, siguiendolo a todas partes. Cuando el pequeño se tiraba por el tobogán, nuestro polvorón le esperaba dandole ánimos. Después estuvieron jugando en la arena con palas y un cubo, corriendo detrás de las palomas o persiguiendo un balón. Se reían muchisimo, disfrutaron tanto que daba pena separlos a sabiendas de que lo mejor tardan en volver a pasar otro día juntos.


Mi hija se empeñó en que fueran agarrados de la mano todo el camino de vuelta a casa y también le dio la mano a su papa que iba feliz en su papel de papi y de tio, en su cara se notaba que estaba más que contento, disfruta mucho de sus sobrinos. La estampa del trio era preciosa.

La niña nos sorprendió mucho estuvo especialmente cariñosa en todo momento, es más todos los juguetes se los daba primero a Santi,. Aunque es una niña muy dulce le cuesta expresar sus sentimientos, te da besos pero de lejos con la mano, así que se nos quedamos sorprendidos cuando le daba besitos al primo en la cara.


La despedida no le gustó nada, tuvo gracia que nada más darle al llavin del ascensor, la peque volvió a marcar el número de casa de su abuela para buscar a Santi.


Santi también es un crio encantador, sonrie siempre y no paraba de correr.


Cuando los veía juntos, me entraba cierta melancolia, recordaba aquellos gloriosos veranos en casa de la abuela Delfina donde a lo mejor nos juntabamos más de treinta primos y organizabamos todo tipo de gamberradas escapandonos de las siestas para celebrar bodas entre nosotros, organizando festivales de eurovision, recuerdo que yo siempre me pedía ser la representante de Italia o Rusia, nunca gané ningún certamen o nos colabamos en la finca del vecino, nunca le importó era un matrimonio mayor que vivía solo así que aquella invasión de crios era lo más interesante que pasaba en el año.


Recuerdo que por la noche rezabamos y siempre pedíamos que el día siguiente no lloviera y no se acabara nunca. Mis tios Barcelona eran los últimos en irse y que tristeza tan grande cuando llegabamos a la estación para la despedia.


Era precisamente con mi prima Angeles de Barna con la que tenía una unión más especial, era unos cinco años mayor que yo así que hacía de protectora y además con ella podíamos jugar a todo. Cuando nos vimos este verano después de cinco años que no venía, enseguida nos pusimos a recordar aquellos magnificos años, a mi se me hace raro, ver a mi prima con sus hijas universitarias y yo todavía con un bebe.


Cada vez que nos vemos recordamos una anécdota de aquellos tiempos, nosotros siempre que hablamos de nuestra familia decimos que somos muy gitanones en el sentido, de cuando uno lo necesita están todos y aunque los años nos llevan por distintos derroteros siempre estamos ahí. Pues en uno de aquellos veranos durante las fiestas del pueblo, se celebraban macrocenas, como no cabíamos dentro de la casa cenabamos fuera debajo de las viñas, aunque lloviera. Durante aquella cena, los mayores comenzaron a discutir sobre algo que sucediera en sus infancias, en la época de las cartillas de racionamiento, cada uno recordaba el mismo suceso de forma distinta. La discusión fue más y mi madre se disgustó mucho y acabó llorando. Así que ni corta ni perezosa me fui a junto de mi prima y le dije: "tu madre hizo llorar a la mía, así que a partir de ahora no somos primas nunca más", me sentía en la obligación de defender a mi madre. Le di la espalda toda enfadada. Mi madre que nos vió me llamó y me dijó: "Mientras en casa mande yo y hasta que cumplas los 18 años y aún así veremos, te queda terminantemente prohibido enfadarte con tu prima. Cuendo seas independiente tu decides, ahora mandó yo. Las discusiones de mayores son problemas de los mayores", tal y como es mi madre, por supuesto le hice caso y le pedí disculpas a Angeles y menos mal, porque a la mañana siguiente mi madre y todos sus hermanos ya no recordaban la discusión.

Han pasado más de 20 años desde aquello pero no le fallé a mi madre y no me he enfadado nunca con mis primos. Pero también hay que reconocer que mi madre sigue manteniendo un nexo de unión con toda su familia y no es poca y nos ha educado en su misma línea.


Que alegría ver a los crios chicos con sus primos y esos vinculos tan especiales que les unen.

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